El verdadero y crudo final de Bird Box que no viste en la película

Bird Box

Bird Box (A ciegas), reciente éxito de Netflix, atrapó a fanáticos de todo mundo por su paranoico sentido del suspenso y terror, mediante una premisa recurrente, pero efectiva: ¿qué pasaría si tuvieras que privarte de uno de tus sentidos con el propósito de no perder la vida?

Una especie de monstruos o criaturas interdimensionales capaces de inducir la locura en cualquier humano que los observe, sin embargo, parece ser que su poder se limita únicamente al contacto visual, interrumpiéndose el efecto si cualquier objeto obstruye la visión del individuo, sea una manta, una venda o sus propias manos.

Ahora bien, este concepto derivaría en una pregunta lógica que, increíblemente, pasamos por alto: ¿qué pasa con los ciegos? Es así que el final de Bird Box nos presenta a las personas con ceguera como los únicos individuos inmunes, siendo un instituto de enseñanza diseñado exclusivamente para ellos el lugar más seguro de la Tierra. No obstante, existe otro desenlace.

El verdadero final de Bird Box

La novela de Josh Malerman difiere con la película en muchos sentidos, aunque es el final el más drástico. Malorie y sus hijos arriban a un lugar seguro luego de descender por el río, sin embargo, este no era un recinto tan amable y orgánico, no se trataba de un instituto para personas invidentes, sino, más bien, un espacio construido por humanos que se habían quitado los ojos o dañado la vista de forma voluntaria para evitar la influencia de las criaturas y sobrevivir.


El libro nos ofrece una opción mucho más lógica y oscura, en donde los sobrevivientes se despojaron de su sentido más importante por decisión propia, lo cual se aleja del positivo final de la adaptación de Netflix, en donde la existencia de un instituto para ciegos tan oportuno (pájaros incluidos) suena a un cuento de hadas.

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